Usando historias para enseñar
Cuando era pequeño y dije una mentira, fui al espejo para ver si me estaba creciendo la nariz. No me gustó el tamaño de mi nariz como lo era de todos modos y tenía mucho miedo de que si procedía a decir una mentira, mi nariz brotaría y se volvería tan grande como la rama de un árbol. Después de todo eso es lo que le pasó a Pinocho. Dijo una pequeña mentira y su nariz creció un poco y dijo una gran mentira y su nariz creció hasta el doble de su altura. Esa visión de crecimiento nasal proporcionó una poderosa motivación para no mentir. Después de todo, ¡no quería que los pájaros anidaran en mi nariz!

Ahora avance hasta hoy. Mi hermana llama justo cuando estoy a punto de hundir mi trasero en una silla y recoger una nueva novela para leer. Ahora no me malinterpretes. Amo a mi hermana, pero es domingo por la tarde y solo tengo unas pocas horas tranquilas antes de que necesite arreglar la cena. Tengo la tentación de decir una mentira rápida y estoy a punto de hacerlo cuando siento que mi dedo sube al borde de mi nariz. Es un reflejo involuntario, pero me sorprendo haciéndolo. Todavía puedo ver a Pinocho con los pájaros anidando en su nariz. Con tacto le digo la verdad y ella se ríe. Afortunadamente, ella no parece estar molesta en absoluto. Una vez más, aprendo la lección de que la honestidad es realmente la mejor política.

Un cuento infantil que leí por primera vez a la edad de cinco años tiene el poder de influir en mí como adulto cincuenta años después. ¡Guauu! Eso es asombrosamente poderoso.

Entonces, ¿cómo puedes incorporar este poder a tus historias? Aquí hay un secreto que aprendí al reelaborar mis propias historias y al leer los primeros borradores de los escritores de otros niños. No des conferencias, no prediques y no digas. En su lugar, muestra la transformación y el crecimiento de tu personaje a través del conflicto y la trama de tu historia.

Una historia que pinta una imagen de una lección de vida es mucho más efectiva que un autor dando una conferencia sobre sus experiencias. Lee tu historia en voz alta de nuevo. Intenta encogerte hasta los cinco años. ¿Te inquietaría la versión de cinco años cuando escuchaste las palabras? ¿Sentirías que te están dando una conferencia o, peor aún, que te han castigado? ¿O estaría esperando sin aliento para ver qué sucedió después en el viaje de la vida del héroe?

No necesitamos deletrear todo letra por letra. Las historias dinámicas con personajes que crecen y se transforman a medida que enfrentan los desafíos de la vida guiarán a los niños a aprender esas lecciones por sí mismos. Esos descubrimientos durarán toda la vida.









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