El espíritu del deporte
Desde que somos niños pequeños hasta la edad adulta, somos muy conscientes de los deportes y los juegos. A algunos de nosotros nos gusta participar en la acción, mientras que otros prefieren mirar al margen. Disfrutar del deporte afecta nuestro espíritu y la forma en que nos comportamos en la vida.

Los niños a menudo quieren jugar deportes grupales para sentirse parte del equipo. Quieren demostrar el uno al otro y a sus padres que son capaces de hacer un gran trabajo. Los deportes como el béisbol, el hockey, el fútbol, ​​el tenis y la natación son deportes muy comunes en la escuela secundaria y secundaria. Los niños aprenden mucho del entrenamiento y la preparación de los juegos y torneos. Desarrollan confianza en sí mismos, aceptación, actitud positiva, respeto y disciplina. A través del trabajo en equipo, aprenden lo que se puede lograr cuando todos lo dan todo, y también aprenden algo más que es muy importante, que tienen que aceptar las pérdidas con gracia. Se forman valores que pueden durar toda la vida.

Cuando los niños se convierten en adultos, practicar deportes se convierte en una competencia para algunos. Muchos continuarán jugando en la universidad y luego en deportes profesionales o incluso en los Juegos Olímpicos. Los atletas se desempeñan y se esfuerzan para lograr, desafiándose a lograr mayores logros con sus cuerpos físicos. Con cada victoria, sus espíritus se dispararán. Se sienten impulsados ​​a continuar como miembros valiosos del equipo. Los compañeros de equipo se hacen amigos y, a menudo, se parecen mucho a los queridos miembros de la familia. Puede haber una gran competencia entre ellos, pero la camaradería alienta a cada individuo a hacer lo mejor para contribuir mientras tienen fe el uno en el otro.

Las personas que no juegan a menudo disfrutarán viendo juegos. Pueden ir a los juegos y competencias escolares de sus hijos, o pueden lanzar una pelota con sus hijos en casa para pasar tiempo de calidad con ellos. Muchos a menudo se reúnen con familiares y amigos para ver eventos deportivos en la televisión. Es un gran entretenimiento y tiempo compartido con aquellos que nos importan. Y nada es como ir a un estadio para ver deportes profesionales en vivo. La energía en el aire es casi tangible. Cada persona en las gradas está emocionada e irradia energía positiva.

En el deporte se forman amistades y líderes. Los compañeros de equipo se animan y se apoyan mutuamente. Cada miembro se enorgullece de sus logros y se esfuerza por hacerlo aún mejor. Los fanáticos los animan a obtener grandes victorias y simpatizan con sus pérdidas. Aquellas personas que eligen ver desde casa se sienten parte de algo grande y especial.

Los deportes afectarán el espíritu sin importar cómo participes. Ya sea que esté jugando o mirando, el deporte es divertido y estimula el espíritu. Se hacen conexiones y se forman relaciones. El juego no solo nos inspira y saca una fuerte energía interna dentro de nosotros, sino que también nos enseña algo en el proceso.

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