Espiritual
  • Perteneciente o relativo al espíritu o alma, a diferencia de la naturaleza física.
  • Perteneciente o relativo al espíritu como sede de la naturaleza moral o religiosa.
    Crecimiento
  • el acto o proceso, o una manera de crecer; desarrollo; incremento gradual

El crecimiento espiritual es el acto de desarrollarse espiritualmente en la naturaleza. En la fe cristiana, uno podría ser referido como un bebé cristiano o como un cristiano maduro. Esto no se relaciona con la edad o con el tiempo que uno ha sido creyente, sino con la forma en que pone en práctica las enseñanzas de Cristo.

La pregunta es: "¿Cómo se puede pasar de ser un cristiano bebé a un cristiano maduro?"

Hay un interesante pasaje bíblico en Hebreos 5: 13-14 que habla sobre ser un niño en espiritualidad o espiritualmente inmaduro. El apóstol Pablo compara a un cristiano inmaduro con un bebé que todavía anhela la leche. Este bebé cristiano no tiene experiencia en poner en práctica las enseñanzas de Cristo sobre la justicia. Pablo dice que la comida sólida es para el cristiano maduro. El cristiano espiritualmente maduro ha adquirido experiencia en el uso de la enseñanza sobre la justicia y puede distinguir entre el bien y el mal. Se espera que el cristiano use la enseñanza que le ha sido dada y luego pase a enseñanzas más sólidas (más difíciles).

Efesios 4: 13-15 dice un mensaje similar. Pablo dice que los creyentes no deberían ser como niños que se dejan llevar o se confunden fácilmente. Estos bebés son como olas que se mueven de un lado a otro y son arrastradas aquí y allá por cada ráfaga de viento. La descripción es efectiva. Las ráfagas de viento son las muchas ideas y enseñanzas espirituales que no provienen de Dios el Padre. El peligro es que los cristianos inmaduros pueden ser fácilmente engañados por esas enseñanzas. Al mantener nuestra atención en el Único Dios Verdadero, debemos crecer a semejanza de Jesucristo.

Efesios 5: 1 dice que debemos ser imitadores de Dios y vivir una vida de amor, tal como Jesucristo nos amó y tal como se convirtió en un sacrificio por nosotros.

Romanos 8:29 nos dice que Dios nos predestinó para ser conformados a la semejanza de su Hijo.

Si bien es importante que no sigamos siendo cristianos inmaduros, es igualmente importante que no esperemos alcanzar la madurez espiritual por nosotros mismos. Dios está a cargo de eso. Somos maduros cuando permitimos que el Espíritu de Dios nos transforme a la semejanza de Cristo. A medida que reflejamos la gloria del Señor, estamos siendo transformados a su semejanza. (2 Corintios 3:18, Romanos 8:29)

¿Cómo permitimos que el Espíritu de Dios haga su obra?
  • Primero debemos mantener una comunicación continua con el Padre. No tomamos descansos de nuestra vida cristiana.
    • Leemos la palabra de Dios en la Biblia, todos los días, buscando su palabra para nosotros.
    • Oración - Oramos en el Espíritu continuamente, así como también tenemos momentos específicos reservados para la oración. Recordamos su gloria. Lo recordamos y le agradecemos por su cuidado. Extendimos nuestras preocupaciones y peticiones ante Él. En silencio escuchamos su palabra para nosotros. Confiamos en que Dios contestará nuestras oraciones a su manera y en su tiempo.
  • Nos convertimos en participantes activos en el cuerpo de Cristo, alentando, edificando el cuerpo y trabajando por la causa de Cristo.




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