Discutir con paciencia y humildad
Tengo una gran reunión familiar próxima. Espero verlos a todos y las animadas discusiones que tendrán lugar. Por discusiones animadas, quiero decir desacuerdos. Y realmente no los espero con ansias. En las familias, las emociones son crudas cuando van en contra de la vieja regla, "No hables de religión o política". Todos hemos visto discusiones que se convierten en batallas, sentimientos heridos, enemigos creados y reuniones arruinadas.

Esto no es algo que me guste presenciar. Prefiero evitar una acalorada discusión. Sin embargo, los cristianos no deben huir del conflicto. Proverbios 27:17 me dice que un hombre afila a otro como el hierro agudiza el hierro. Dos superficies duras tienen la capacidad de mejorarse entre sí.

Si mi cuchillo de cocina nunca se pone en una piedra o herramienta de afilar, con el tiempo se vuelve opaco e ineficaz. La fricción entre el afilador y la cuchilla suaviza las imperfecciones. Del mismo modo, si me limito a las discusiones donde todos están de acuerdo, si evito el conflicto, me vuelvo aburrido e ineficaz. Sin embargo, cuando me veo obligado a defender mis puntos de vista, crezco.

Dios usa el conflicto para agudizarse y perfeccionarse, cuando sigo su guía. Las ideas en conflicto me permiten solidificar mi testimonio. Me dicen que esté preparado para dar una razón de la esperanza que tengo. (1 Pedro 3:15) La segunda parte de ese versículo dice que debo defender esa esperanza con gentileza y respeto.

Cuando se cuestionan mis creencias, mi reacción refleja es devolver el golpe. No hay nada en la Biblia que muestre hostilidad como defensa efectiva. Como cristiano, debo solidificar mi testimonio, debo saber por qué creo, y defenderlo de manera cristiana. A medida que Dios me agudice en la discusión, él suavizará las imperfecciones y me enseñará a reaccionar con paciencia, humildad y compasión.

Las discusiones animadas tienen sus beneficios, especialmente para aquellos a quienes les gusta un buen debate. Hay un intercambio de pensamientos, reflexiones y críticas.
    Para permitir que Dios me agudice:
  • ¿Renunciaré a mi derecho a ganar la discusión?

  • ¿Expresaré paciente y humildemente mi creencia mientras reconozco la de ellos?

  • ¿Mantendré la calma cuando otros pierdan la calma?

  • ¿Pasaré por alto una ofensa?

  • ¿Exhibiré el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, gentileza y dominio propio? (Gálatas 5: 22-23)

  • ¿Haré atractiva mi creencia cristiana por mi forma de comportarme?







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